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La testosterona es una hormona clave en la fuerza, el rendimiento, la energía y también en el bienestar emocional. Con la edad (en hombres a partir de los 30–35 años y en mujeres durante la perimenopausia/menopausia), los niveles pueden descender. Esto genera interés por los suplementos o incluso la terapia hormonal.
Pero… ¿qué opciones existen realmente y qué dice la ciencia?
Suplementos naturales para la testosterona
Existen extractos vegetales y compuestos que se han investigado como potenciadores naturales:
- Ashwagandha: planta adaptógena con estudios que muestran mejoras en fuerza, reducción de cortisol y, en algunos casos, aumento moderado de testosterona en hombres con niveles bajos.
- Tribulus terrestris: muy popular, aunque la evidencia científica es limitada; puede ayudar más en libido que en testosterona real.
- Testofen® (extracto de fenogreco): algunos estudios apuntan a beneficios en energía, deseo sexual y pequeñas mejoras hormonales.
- Zinc, magnesio y vitamina D (ZMA): no elevan la testosterona por encima de lo normal, pero ayudan a evitar descensos cuando hay déficit.
👉 Lo más importante: estos suplementos pueden apoyar tu equilibrio hormonal, pero los resultados son modestos y dependen mucho de si existe deficiencia previa.
Terapia hormonal sustitutiva (TRT o HRT)
Cuando los niveles de testosterona son muy bajos y generan síntomas claros (fatiga crónica, pérdida de masa muscular, falta de deseo sexual, depresión, dificultad para recuperarse del entrenamiento), algunos médicos recomiendan terapia hormonal sustitutiva.
¿Cuándo es apropiada?
- Tras análisis clínicos que confirmen niveles bajos persistentes.
- Cuando los síntomas afectan a la calidad de vida y no mejoran solo con hábitos y suplementos naturales.
- Siempre bajo supervisión médica.
Riesgos y consideraciones
- Puede alterar la producción natural de testosterona (el cuerpo se “acomoda” a la dosis externa).
- Necesita controles periódicos de salud (hígado, colesterol, próstata en hombres, densidad ósea en mujeres).
- No es una decisión estética, sino médica y a largo plazo.
El papel del estilo de vida
Antes de recurrir a terapias invasivas, conviene recordar que el mayor “suplemento” para la testosterona es un estilo de vida saludable:
- Entrenamiento de fuerza regular.
- Dormir bien.
- Dieta rica en proteínas, grasas saludables y micronutrientes.
- Control del estrés.
En resumen: los suplementos naturales como Ashwagandha o Testofen pueden ser un buen apoyo, pero no sustituyen una terapia si existe un déficit clínico. La terapia hormonal es una opción válida en casos diagnosticados, siempre con supervisión médica, y no está exenta de riesgos.
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